Todo el Juego desde Alaska a Tierra del Fuego

Mario Vidal Olcese

PERU – La fase cuatro… ¿hasta cuándo?

Por: Mario Vidal Olcese*

Como introducción al artículo preparado por el doctor Mario Vidal Olcese, sobre la situación de reapertura como consecuencia del COVID-19 en Perú, nos prestamos la cita del experto en la industria de juegos de azar Ricki Chavez-Munoz, sobre la razón de ser de las empresas de esta industria, que son las que cuentan con mayor y más astringente supervisión estatal: “No hay industria que esté mejor preparada para cumplir con los procedimientos sanitarios, sin importar cuán intrincado sea proteger a los clientes y al personal en todo momento”.

El panorama en materia de salud pública es desolador y los principales afectados han sido los trabajadores, pues miles de ellos han perdido el empleo y otros tantos no pueden retornar a sus jornadas laborales pese a estar dispuesto a ello.

Al momento de redactar este artículo, la data oficial del Ministerio de Salud reportaba más de 330 000 casos de COVID-19 en el Perú, más de 12 000 fallecidos y 3.65% de letalidad, además de casi dos millones de muestras tomadas. Lambayeque, Piura y Lima están por encima del 20% del total de “positividad”, con casi 12 000 hospitalizados a nivel nacional y tenemos ya más de 8000 fallecidos adultos mayores.

En materia económica, la situación no es menos preocupante. Según el presidente del Banco Central de Reserva (BCR), Julio Velarde, nuestro país sufrirá la mayor caída económica de los últimos 100 años, con un descenso de 12.5% de su PIB, motivado por la paralización de casi todas las actividades, para enfrentar a la pandemia de la COVID-19. De esta manera, el Producto Interno Bruto cayó en 40.5% en abril del 2020, y también –como ya se ha mencionado- se dio una disminución del empleo formal en 47%, con 2.4 millones de puestos de trabajo perdidos. El comentario del titular del BCR, resume la situación económica actual: “La caída ha sido terrible, inimaginable, ni en la peor de mis pesadillas podría creer que íbamos a caer un mes en 40%”.

Preocupante realidad

Esta situación dramática, convierte la postergación del reinicio de las actividades laborales en una decisión urgente a discernirse, pues mantiene a miles de trabajadores sin poder ejercer su libertad de trabajo y sin contar con ingresos económicos para sus familias. Todo ello, en plena crisis sanitaria, con muertos y contagiados que no han tenido la posibilidad de atender su salud por la falta de medios económicos y por el colapso de nuestros hospitales.

En efecto, luego de una etapa de extrañas mediciones –mesetas, picos, pendientes– y dada la crisis de le economía nacional, a través del Decreto Supremo 080-2020-PCM se aprobó la reanudación de actividades económicas, conforme a la estrategia que elaboró el Grupo de Trabajo Multisectorial conformado mediante la Resolución Ministerial 144-2020-EF/15 y modificatoria. Este equipo del Gobierno formuló la estrategia para la reanudación progresiva de las actividades económicas en el marco de la emergencia sanitaria a nivel nacional.

Dicha estrategia de reanudación de actividades constaba de hasta 4 fases (a la fecha se llevan ya implementando las tres primeras). Se dispuso diversas medidas y normas legales destinadas a combatir la pandemia, las cuales llegaron a identificar, y segmentar las actividades económicas en nuestro país, a su real saber y entender, bajo supuestos y análisis de tecnócratas que explicaban y basaban sus decisiones, en supuestas mediciones demográficas, e impactos de agrupamiento social atribuidos para cada actividad. Así, ensayaron claramente improvisados (hoy lo sabemos ante el fracaso en el combate de la pandemia) un manual de control de la actividad económica al cual llamaron “Protocolos y fases de reinicio de la actividad”, que obedecían a la inspiración de algún tecnócrata, mas no de un conocedor de la actividad laboral y empresarial de nuestro país.

Medidas en debate

Los protocolos, como toda norma administrativa, tenían que respetar los principios legales de la actuación del Estado, concretamente los de razonabilidad, proporcionalidad, no discriminación e igualdad ante la Ley, pero no fue así. Los protocolos para la denominada fase cuatro, que comprende a los clubes sociales, la pequeña y mediana minería, las actividades religiosas, la construcción, el sector de recreación y de juegos de azar (casinos, tragamonedas y apuestas deportivas), entre otros, no solo no se ha autorizado, sino que existiría una clara voluntad de evitar el reinicio de las actividades de estos giros, evitando que las empresas de esos sectores, puedan retomar sus legítimas actividades y con ello restituir a sus trabajadores su medio de subsistencia.

Son precisamente los protocolos, las herramientas que ha autorizado y viene ejecutando el Estado, para regular el reinicio de las actividades, normas perversas que simplemente con no ser aprobadas, impiden el retorno de la fuente de subsistencia de los trabajadores de un determinado sector. Lo paradójico del asunto es que el Estado, cuya labor es proteger la integridad de la vida, destruye -sin brindar una alternativa- precisamente el único medio de subsistencia de la PEA de nuestro país, poniendo o aumentando el riesgo de los trabajadores y sus familiares a perder la vida por contagios pandémicos, derivados de la desnutrición y del deterioro de su propia salud física y mental.

Tutela urgente

Hemos podido apreciar como el cierre de las actividades lamentablemente viene afectando en grado superior a la economía y trae como consecuencia el incremento del desempleo y de la pobreza en el país; y paralelamente el crecimiento de la actividad informal, sector en el cual la prevención sanitaria es inexistente, y la vulneración de las obligaciones legales, lamentablemente, la regla general.

Se ha sostenido que volver implicaría un contagio masivo, asumiendo erradamente, la ineficacia de los protocolos privados implementados por cada uno de los establecimientos de la fase 4, y la irresponsabilidad de los trabajadores, lo cual resulta un contrasentido en la estrategia de superación de la crisis sanitaria y económica. ¿Para qué se dictan protocolos sanitarios, sino es para aplicarlos individual y responsablemente, pues lo que se tutela es la vida de cada ser? Urge, en ese sentido, una tutela urgente, respecto del proceso de reinicio de actividades ordenado mediante Decreto Supremo No 080-2020-PCM, debido a que, como ya se ha precisado, no hay fecha cierta para la implementación de la denominada fase 4 (fase final de los protocolos COVID, que aglutina a la mayor cantidad de actividades generadoras de puestos masivos de trabajo), pese a los esfuerzos de los empleadores de estos sectores para garantizar la salud de los trabajadores con el correspondiente protocolo de seguridad y salud.

Es necesario comprender que el retorno al trabajo, no solo nos devolverá la integridad moral, física y económica como nación, sino que protegerá el valor supremo de la vida, al procurarnos legítima y responsablemente (lejos de cualquier desborde violento) el medio de subsistencia.

* Mario Vidal Olcese – Socio fundador de Vidal Cáceres Abogados.


Ultima Edición

CI Americano Agosto-Septiembre 2020 Boletin 81  

Subscripciones

 
Euro Games Technology Casino International Casino Compendium GAT Expo SAGSE 2021 Park World Summer 2020 Casino International August 2020