COLOMBIA - Sacando cara por el Baloto

Juego de Palabras por Ricki Chavez-Munoz

La semana pasada participamos en el GAT Expo de Cartagena de Indias en Colombia, donde la industria del juego tuvo su primera reunión en vivo y directo, de a verdad. Es decir, la gente vino de todas partes con ansias de ver como iban las cosas por otros lugares.

Estuvieron presentes desde los líderes del juego presencial como Novomatic e IGT, hasta los nuevos aspirantes del juego remoto global. Nos encontramos con la querida gente de siempre y conocimos a la nueva ola de profesionales de la industria del juego en una amena festividad donde la alegría fue una de las características principales del evento.

Uno de los temas de fondo en conversaciones fue el asunto del Baloto, la lotería colombiana con sorteos de miércoles y sábados, donde por COL$5.700, algo así como un dólar y medio, un jugador puede ganarse el futuro suyo y de toda una generación. Descrito por el Reglamento como “un juego novedoso de tipo loto en línea, de suerte y azar”, la apuesta es por un acumulado multimillonario con la elección de 5 números del 1 al 43 más una súper balota con números del 1 al 16, que se pueden comprar en ubicuos terminales de venta a lo largo y ancho del país.

Desde su creación hace 21 años, la subsidiaria local de International Gaming Technology – IGT ha operado el Baloto, con una imposición fiscal actual del 32,5 por ciento de los ingresos brutos por las ventas, que se derivan al sector de Salud en Colombia. Según reportes, en 2021, IGT aportó COL$82.162 millones (US$21,6 millones) a Salud. Desde el inicio de operaciones IGT “lleva aportes por 1,4 billones de pesos”, unos US$368 millones.

El fracaso licitatorio triple del Baloto
Se dice que, tras el fracaso licitatorio en tres ocasiones, este casi legendario juego colombiano podría desaparecer, ya que tanto IGT como otros pretendientes a la operación del juego consideran no aceptables las condiciones del pliego.

Al no contar con una oferta en tres ocasiones, el Estado parece no tener la forma de salir del aprieto. Según IGT, el juego “no resulta viable financieramente”; por lo que reclama cambios en las condiciones de la licitación, que contempla un contrato de COL$1,5 billones de pesos garantizados para operar el Baloto por los próximos cinco años.

El pedido es que el porcentaje a transferir por ventas baje a entre un 22 y un 23 por ciento, que sigue siendo significativamente superior a los 17-19 por ciento que pagan otras operaciones de juegos de suerte y azar en el país. A la fecha, Coljuegos, la empresa estatal que regula los juegos de azar en Colombia ha planteado una reducción de la tasa al 27 por ciento, manteniendo el monto garantizado por el contrato por los cinco años de la concesión. Ante tal situación, IGT considera que la operación del Baloto es insostenible.

Según un reporte, Evert Montero, presidente de la Federación Colombiana de Empresarios de Juegos de Suerte y Azar (Fecoljuegos), brinda soporte al reclamo de IGT: “La reglamentación está hecha para un juego de hace 10 años, cuando no existía la competencia de otras plataformas online, que hoy en día tienen unas ventajas competitivas muy grandes. Si no se baja el porcentaje, muy seguramente el juego se va a acabar porque no es viable”.

En conversaciones sobre el asunto con gente de la industria durante el GAT Expo de la semana pasada, nos aventuramos a observar que lo principal del asunto era asegurar las contribuciones para el sector Salud, y por esto el Estado colombiano debería reducir el impuesto para la operación del Baloto, además de no insistir en la garantía del billón y medio de pesos durante el quinquenio.

Sin embargo, y para salir del impase, ofrecemos una salida asiática y pragmática atenuar las circunstancias, e imponer una tasa mínima adicional del 1 o 2 por ciento una vez que se logre cierto tope en las ventas brutas del Baloto. Para arreglar este impase no se necesita suerte, se necesita muñeca.